martes, 31 de diciembre de 2013

Sutil humedad. Apertura emocional desde el corazón en el 2014. ¡Feliz 2014!

haideé iglesias

Dulcemente bañada en sutil humedad.

Apertura emocional desde el corazón en el 2014. 
¡Entrégate sin miedo a la libertad en la que vives siempre! 
¡Libera la mente de la ilusión que crea una falsa prisión! 
¡Vive! 

¡Feliz 2014! 

lunes, 30 de diciembre de 2013

Expansión

haideé iglesias

Desde la contención y en la contención...

viernes, 27 de diciembre de 2013

En evasión

haideé iglesias

Lucecitas estrelladas... regalitos que recibo feliz :)
En evasión... sin pensar...

martes, 24 de diciembre de 2013

Verde y rojo. ¡Feliz Navidad! ¡Felices Fiestas!


No es el acebo. Y no sé su nombre. Si sé que el rojo está en la naturaleza y en el invierno acompaña en contraste diáfano al verdor en el que anida. 

haideé iglesias

Si uno mira sin prejuzgar, encuentra la belleza dispuesta a ser deleitada, a ser sentida, y a respetar cada uno de los ofrecimientos que nos brinda la vida. 

¡Feliz Navidad! -.-
¡Felices Fiestas! -.-

viernes, 20 de diciembre de 2013

Cambio

haideé iglesias

Mucho cambio para tan poco entendimiento. 
Cruces. Cruz. 
O ¿sólo interpretaciones? 
Mucho miedo entre tanta manipulación. 
Entender a medias y más problemas que libertad. 
Cambio, si. Mas... es el cambio para estos que tanto empeño han puesto en que fuera yo la que cambiara lo que no es posible cambiar.  ¿Acaso deja de existir la vida y la muerte en esa realidad que viven los que en el miedo están? Pues esta es la comprensión, saber reconocer el miedo para comenzar a vivir en libertad, libertad que es lúcida y creativa, libertad que no impone, e impone, libertad que sabe, si, aunque alguno pretenda acusar este saber como ego –tantos diciendo que ellos no saben pero luego enseñan a otros, si, paradoja, pero esta la he cuestionado, haciéndole caso a lo que más se dice que ha hecho hincapié Gautama Shakyamuni, mas... entiendo... si–, libertad que abre el corazón, libertad que es libertad, y no tanto cambio insustancial para seguir mudando trapos que visten una y otra vez los mismos viejos trastos.
Cambio -.-

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Estando en las nubes

haideé iglesias

Tropezar. Errar. Corregir.
Un paso tras otro se avecina.
Un poco de quietud en la errática nube.
Así está esa mente que no sabe como salir de sus dudas.
Ah, pero estando en las nubes, como ellas, desaparecen todas mis dudas. No sé las tuyas.

Casi es como una escalera esta escritura... 
Salta, salta,
 así bajarás los escalones que no supiste subir :)

lunes, 16 de diciembre de 2013

El amor no es un fenómeno de la mente

haideé iglesias

[…] Somos parte de la existencia. ¿Cómo vamos a saber el misterio último de la existencia? 
Hemos llegado tarde; no había nadie presente como testigo. Y no hay forma de separarnos completamente de la existencia y convertirnos simplemente en observadores. Vivimos, respiramos, existimos con la existencia; no podemos separarnos de ella. En el momento en que nos separamos, nos morimos. Y sin estar separado, sólo como observador, sin involucrarte, sin apego, no puedes conocer el misterio último; de ahí que sea imposible. Siempre habrá algo que sea incognoscible. Si, se puede sentir, pero no se puede conocer. Quizá se pueda experimentar de diversas maneras, pero no como conocimiento. 
Cuando te enamoras, ¿puedes decir que "conoces" el amor? Parece un fenómeno completamente diferente. Lo "sientes". Si intentas conocerlo, quizá se evapore en tus manos. No puedes reducirlo a conocimiento. No puedes convertirlo en un objeto de conocimiento porque no es un fenómeno de la mente. Es algo que haces con el corazón. Si, tus latidos lo sabe, pero ese es un tipo de conocimiento completamente distinto; el intelecto es incapaz de "aproximarse a los latidos del corazón. 
Sin embargo, hay algo más que corazón en tí; tu ser, tu fuente de vida. Al igual que conocer a través de la mente, que es la parte más superficial de tu individualidad, con el corazón conces algo que es más profundo que la mente. La mente no puede adentrarse ahí, es demasiado profundo para ella. Sin embargo, detrás del corazón, a mucha mayor profundidad, está tu ser, tu verdadera fuente de vida. Esa fuente de vida también tiene una forma de conocer.
Cuando la mente conoce, lo llamamos conocimiento. Cuando el corazón conoce, lo llamamos amor. Y cuando el ser conoce, lo llamamos meditación.
Sin embargo, los tres hablan lenguajes diferentes que no se pueden traducir entre si. Cuanto más profundizas, más difícil resulta traducirlo, porque en el verdadero centro de tu ser no hay más que silencio. ¿Cómo traducir el silencio en sonido? En el momento en que traduces el silencio en sonido lo has destruido. Ni siquiera la música puede traducirlo. Quizá la música se acerque más, pero sigue siendo sonido.
La poesía no se acerca tanto como la música, porque las palabras por muy bellas que sea, siguen siendo palabras. No tienen vida, están muertas. ¿Cómo puedes traducir la vida en algo muerto? Si, quizá entre palabras puedes vislumbrar algo de aquí y de allí; pero será entre las palabras, entre líneas, no en las palabras, no en las líneas.

Osho

viernes, 13 de diciembre de 2013

Contemplando

haideé iglesias

Ella, creciendo, en el escuchar, vive...
Él, en el pasear, siente el dominio de una compañera confundida. 
Hoy es feliz, ha sido comprendido y liberado del tirante que le quería dominar por miedo. 
Gracias :)

Que todos los seres sensibles puedan liberarse del sufrimiento. Que todos encuentren la paz.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Unos pasos

haideé iglesias

Recogiendo en sonido sin audición. 
Unos pasos perdidos en mi visión. 
El sol irradia... 

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La enseñanza de lo cotidiano

haideé iglesias

Cuentan que, en cierta ocasión, un joven simple pidió entrar como novicio en un templo zen. El abad accedió, pero viendo su escasa capacidad para realizar incluso las tareas menos complejas, decidió encargarle que barriera bien el patio todos los días. Así pasaron las semanas, los meses y los años, y el joven simple se afanó en barrer minuciosamente el patio durante todos los días de su vida. Lloviera, nevara, hiciera calor o viento, estuviera enfermo o cansado, el joven simple no dejó jamás de barrer cuidadosamente el patio con su vieja escoba. 
Nunca se había visto el patio tan limpio. Una mañana, el abad percibió en "el monje de la escoba" como si algo apenas perceptible emanara de él, algo que provocaba respeto y reconocimiento, algo en lo que antes no había reparado, acostumbrado como estaba a verlo un día tras otro casi formando ya parte del paisaje del patio. Llegó ante él, lo invitó a dejar la escoba un momento, y le propuso algunas preguntas de hondo contenido espiritual. Minutos después, el abad unió las manos sobre su pecho y se inclinó ante el monje simple con una profunda reverencia: había descubierto a un iluminado. 
–¿Cómo has alcanzado este estado? –le preguntó el abad–. Tú no has recibido enseñanza de los maestros del templo ni siquiera has leído las escrituras, tampoco has meditado durante horas junto a los demás monjes, únicamente te has dedicado a barrer el patio todos los días, mañana y tarde. 
–Dices bien querido abad –contestó el monje–, pero mi mejor maestro ha sido la escoba, que me mostró el valor del silencio, de la humildad y del servicio; mis escrituras han sido el polvo seco del verano, las hojas del otoño, las lluvias de primavera y la nieve del invierno; y mi meditación ha estado siempre presente en la intención de barrer lo mejor que he sabido y he podido. 
Oídas aquellas palabras, el abad se retiró en silencio y el monje continuó barriendo con su escoba. 


lunes, 2 de diciembre de 2013

Danzando

haideé iglesias

En cabriolés evanescentes que se acaramelan en infinitas formas incontrolables... De la suavidad reflejada emana la vida sin tropiezo, sin causa... sucede... es todo... 

Si, alguien dirá que está porque hay algo que lo provoca... mas... ¿encuentras el comienzo de todo ello? ¿Encuentras el fin? Porque nunca es la misma imagen... días y días y... nunca es la misma... 

viernes, 29 de noviembre de 2013

Deslizándose

haideé iglesias

Deslizándose,
en acrobacia sencilla.
Plena de libertad,
por no saberlo.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las imitaciones

haideé iglesias

Aunque los grandes maestros no se dedicaron a crear modelos ni consignas, los discípulos olvidan fácilmente este punto y terminan convirtiendo al Zen en un modelo y una consigna. Sin embargo, de este modo no hacen más que transformar el original en una copia y lo auténtico en una imitación. No hay que confundir el fin con los medios. 

Maestro Yuanwu

*** *** ***

Hoy mirando un diario vi un objeto que se anunciaba. Este objeto es una imitación de un original. No sé si el que yo llamo original es a su vez también una copia. Bien, como de momento esta información no está disponible, usaré este ejemplo para ilustrar lo que sucede en cuanto al mundo espiritual y quienes sin entenderlo usan-abusan de él. 
Ese objeto busca hacerse con un mercado que no puede abarcar el otro. Uno de sus objetivos es el precio. Busca aquellos que no pueden permitirse pagar el precio del original Bien, en cuanto a la espiritualidad (no uso este nombre como etiqueta, tan sólo para no perderme al hablar), no hay posible comparación. No es posible quedarse con un sector del mercado :))) ¿Me estoy explicando? No hay mercado (no en la espiritualidad), con lo que no hay posibilidad de quitar cuota de mercado. Esto mismo (el mercado) ya forma parte de la vida, expresado de un modo u otro, todo es vida, con lo que ¿qué cuota de mercado se puede quitar? Ninguna. Ahora bien. Si que se puede confundir, y esto causa daño y más sufrimiento. Esto es lo que no puede ser imitado ni cambiado ni pervertido. Quien ha nacido de la muerte del ego es quien sabe que es el sufrimiento. Quien vive en el ego, sufre, pero no sabe como dejar de sufrir. Busca miles de artes, ardides, modos, engaños, tentativas, delirios... una de todas ellas es el usar la espiritualidad como baluarte para situarse en el mercado (otro anuncio que vi de una colectividad religiosa me ha llevado a la misma conclusión)...  mas... sigue sufriendo y causando sufrimiento a los demás, cercanos y lejanos, no hay distancias ni separación. Así pues. ¿Cómo se puede pretender quitar cuota de mercado? 
Quien no comprenda que el espíritu no necesita publicidad no ha comprendido nada. Y si, aún formando la publicidad parte de la vida como la forma, no hay posible comparación. La libertad vuela -.- 
¡Gracias!

lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Dónde está el sabor?

haideé iglesias

Un maestro ofreció un trozo de melón a su discípulo.
¿Tiene buen sabor el melón? –le preguntó.
Si, tiene un sabor excelente –contestó.
–Pero, ¿quién tiene buen sabor, el melón o la lengua? –volvió a preguntar el maestro.
Bueno, el sabor nace de la interdependencia del sabor del melón con la lengua, es un efecto que se produce… –decía el discípulo, cuando el maestro interrumpió:
–Idiota, no te compliques más. El melón está bueno. La sensación es buena, Eso basta. 

En ausencia de melón :)))


viernes, 22 de noviembre de 2013

Belleza, si, por doquier

haideé iglesias

Es triste añadir más amalgama de confusión en las mentes de quienes ya están ahítamente saturadas por la constante contaminación provocada, inconscientemente por parte de la mayoría, no tan interesada como pudiera parecer. Que no es así por parte de algunos pocos, que pecan también de ignorancia mas, asume otro aspecto; les llamo ignorantes ilustrados, ya que en cuanto a información están bien saturados, pero la usan de modo pervertido confundidos ellos, confunden más que ayudan a quienes no tienen en gran estima, por carecer ellos mismos de una sana comprensión de si mismos. Analizan tanto a todos los demás que se pierden el espejo que les está reflejando en todo lo que miran. 

Belleza, si, por doquier. En cada instante, en ti mismo. Sólo obsérvate. Siéntete. Y... Conocerás la libertad. Alimentate de ella. Comprenderás y todo cambiará.
-.- ¡Gracias! 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Incierto afán y preguntas sinceras

haideé iglesias

Las preguntas se responden.
Las preguntas sinceras.
Las preguntas son esteras
del alma, recogen lo que siembran.

No había explicación científica,
así pues, ¿sigue acaso Neptuno desperdigando
generosidad ante la asombrada mirada del que tan sólo mira?

lunes, 18 de noviembre de 2013

El conocimiento de uno mismo. […] para provocar una revolución fundamental en uno mismo...


[…] 
Así pues, la transformación del mundo se produce con la transformación de uno mismo; porque el "yo" es producto y parte del proceso total de la existencia humana. Para transformarse, el conocimiento de uno mismo es esencial; porque sin conocer lo que sois no hay base para el verdadero pensar, y sin conoceros a vosotros mismo no puede haber transformación. Uno debe conocerse tal cual es, no tal como desea ser, lo cual es un mero ideal y por lo tanto ficticio, irreal; y sólo lo que es puede ser transformado, no aquello que deseas ser. El conocerse a sí mismo como uno es requiere un extraordinario estado de alerta en la mente; porque lo que es sufre constante transformación, cambio, y para seguirlo velozmente, la mente no debe estar atada a ningún dogma ni creencia en particular, a ninguna norma de acción. Si queréis segur algo, de nada sirve estar atado. Para conoceros a vosotros mismos tenéis que tener una mente perceptiva y alerta, libre de toda creencia y de toda idealización, porque las creencias o ideales no hacen más que ofreceros una apariencias pervirtiendo la verdadera percepción. Si queréis saber lo que sois, no podéis imaginar o creer en algo que no sois. Si soy codicioso, envidioso, violento, el mero hecho de tener un ideal de "no violencia", de "no codicia", es de escaso valor. Pero el saber que uno es codicioso o violento, el saberlo y comprenderlo requiere extraordinaria percepción, ¿no es así? Exige sinceridad, claridad de pensamiento, mientras que perseguir un ideal alejado de lo que es, resulta una escapatoria, os impide descubrir y obrar directamente sobre lo que sois. 
La comprensión de lo que sois: feos o hermosos, perversos o malos, o lo que sea; el comprender sin deformación lo que sois, es el comienzo de la virtud. La virtud es esencial porque brinda libertad y sólo en la virtud podéis descubrir, podéis vivir; no en el cultivo de la virtud, que sólo produce respetabilidad, no comprensión ni libertad. Hay una diferencia entre ser virtuosos y hacerse virtuoso. El ser virtuoso proviene de la comprensión de lo que es, mientras que el hacerse virtuoso es aplazamiento, encubrimiento de lo que es con lo que desearíais ser. Por lo tanto, al haceros virtuosos evitáis obrar directamente sobre lo que es. Este proceso de eludir lo que es mediante el cultivo del ideal se considera virtuosos, pero si lo observáis de cerca y directamente, veréis que no es nada de eso. Consiste simplemente en dejar para después el enfrentarse con lo que es. La virtud no es llegar a ser lo que uno no es; la virtud es la comprensión de lo que es y por lo tanto el estar libre de lo que es. Y la virtud resulta indispensable en una sociedad que se desintegra rápidamente. Para crear un mundo nuevo, una nueva estructura alejada de la antigua, tiene que haber libertad para descubrir; y para ser libre tiene que haber virtud, pues sin virtud no hay libertad. El hombre inmoral que lucha por llegar a ser virtuoso, ¿podrá conocer la virtud? El hombre que no es moral no podrá nunca ser libre, y por lo tanto no podrá nunca descubrir lo que es la realidad. La realidad sólo puede encontrarse comprendiendo lo que es; y para comprender lo que es, tiene que haber libertad, tenemos que estar libres del miedo a lo que es. 
Para comprender ese proceso es preciso que haya intención de conocer lo que es, de seguir todo pensamiento, sentimiento y acción; y el comprender lo que es, es en extremo difícil porque lo que es jamás está inmóvil, estático, siempre está en movimiento. Lo que es es lo que vosotros sois, no lo que os gustaría ser. No es el ideal, porque el ideal es ficticio; pero es en realidad lo que vosotros hacéis, pensáis y sentís a cada momento. Lo que es es lo real; y para comprender lo real hace falta percepción, una mente alerta y veloz. Pero si empezamos por condenar lo que es, si empezamos por censurarlo o resistirle, no comprenderemos su funcionamiento. Si quiero comprender a alguien, no puedo condenarlo; tengo que observarlo, que examinarlo. Tengo que amar la cosa misma que observo. Si queréis comprender a un niño, debéis amarle, no condenarle. Debéis jugar con e´l, observar sus movimiento, su idiosincrasia, sus modos de comportares; pero si no hacéis más que condenarle, resistirle o censuarle, no hay comprensión del niño. De modo análogo, para comprender lo que es, hay que observar lo que uno piensa, siente y hace a cada momento. Ésa es la realidad. Cualquier otra acción, ideal o ideológica, no es la realidad; es un mero anhelo, un deseo ficticio de ser otra cosa que lo que uno es. 
Para comprender lo que es se requiere un estado de la mente en la que no haya intensificación ni condenación. lo cual significa una mente que está alerta y, sin embargo, pasiva. En este estado nos encontramos cuando deseamos realmente comprender algo; cuando hay un intenso interés se produce este estado mental. Cuando uno está interesado en comprender lo que es, no necesita forzar, disciplinar ni controlar el estado real de la mente; al contrario, entonces hay una alerta pasiva. Este estado de percepción surge cuando hay interés, intención de comprender. 
La comprensión fundamental de uno mismo no llega mediante el conocimiento o la acumulación de experiencias, lo cual es mero cultivo de la memoria. La comprensión de uno mismo ha de ser de instante en instante; y s sólo acumulamos conocimiento del "yo", ese conocimiento es lo que impide una comprensión ulterior. En efecto, el conocimiento y la experiencia acumulados llegan a ser el centro con el que el pensamiento enfoca y desarrolla su existencia. El mundo no es diferente nosotros y nuestras actividades, porque lo que nosotros somos es lo que crea los problemas del mundo; y la dificultad, en lo que atañe a la mayoría de nosotros, está en que, en vez de conocernos directamente, buscamos un sistema, un método, un medio eficaz para resolver los múltiples problemas humanos. 
Ahora bien: ¿existe un medio, un sistema, para conocerse a sí mismo?
Cualquier persona sagaz, cualquier filósofo, puede inventar un sistema, un método; pero, a buen seguro, el seguir un sistema sólo producirá un resultado creado por este sistema, un sistema ¿no es así? Si yo sigo determinando método para conocerme a mi mismo, tendré el resultado que dicho sistema pretenda; mas ess resultado no será evidentemente la comprensión de mí mismo. Es decir, siguiendo un método, un sistema, un medio para conocerme a mí mismo, ajusto mi pensamiento, mis actividades a una norma; pero el seguir una norma no es comprensión de uno mismo. 
No hay pues, método alguno para el conocimiento de uno mismo. Buscar un método implica invariablemente el deseo de alcanzar algún resultado, y eso es lo que todo queremos. Seguimos a la autoridad– si no la de una persona, la de un sistema, o la de una ideología– porque queremos un resultado que sea satisfactorio, que nos dé seguridad. En realidad no queremos comprendernos a nosotros mismos, ni a nuestros impulsos y reacciones, no a todo el proceso de nuestro pensar, tanto consciente como inconsciente; más bien quisiéramos seguir un sistema que nos asegure un resultado. Mas el seguir un sistema es invariablemente el resultado de nuestro deseo de seguridad, de certeza y es evidente que el resultado no es la comprensión de uno mismo. Cuando seguimos un método debemos tener autoridades –el instructor. el gurú, el salvador, el maestro– que nos garanticen lo que deseamos; y verdaderamente ése no es el camino hacia el conocimiento de uno mismo.
La autoridad impide el conocimiento de uno mismo, ¿no es así? Bajo el amparo de una autoridad, de un guía, podréis tener temporalmente una sensación de seguridad, de bienestar; pero ésa no es la comprensión del proceso total de uno mismo. Por su propia naturaleza, la autoridad impide la plena conciencia de uno mismo, y por lo tanto destruye finalmente la libertad; y sólo en la libertad cabe la creatividad. La creatividad sólo puede existir cuando hay conocimiento de uno mismo. La mayoría de nosotros no somos creativos; somos máquinas de repetición, simples discos de fonógrafo que reproducen una y otra vez ciertas canciones de la experiencia, ciertas conclusiones y recuerdos, propios y ajenos. Semejante repetición no es existencia creativa, pero es lo que queremos. Como queremos estar seguros internamente, buscamos sin descanso métodos y medios para esa seguridad, con lo que cual creamos autoridad, el culto a otro ser, lo que a su vez destruye la comprensión, esa espontánea serenidad de la mente en la cual tan sólo puede existir un estado de creatividad. 
Nuestra dificultad, ciertamente, estriba en que la mayoría de nosotros hemos perdido este sentido de creatividad. Ser creativos nos significa que hayamos de pintar cuadros o escribir poemas y hacernos famosos. Esto no es creatividad; es simplemente capacidad para expresar una idea que el público aplaude o desdeña. No debe confundirse la capacidad con la creatividad. La capacidad no es la creatividad, es un estado del ser enteramente diferente. Es un estado en el que el "yo" está ausente, en el que la mente ya no es le foco de nuestras experiencias, ambiciones, búsquedas y deseos. La creatividad no es un estado continuo; es nuevo de instante en instante; es un movimiento en el que no existe el "yo" y lo "mío", en el que el pensamiento no está enfocado sobre cualquier experiencias, ambición, realización, propósito o móvil determinados. Sólo cuando no hay "yo" puede haber creatividad, ese estado del ser que es el único en que puede manifestarse la realidad, el creador de todas las cosas. Mas este estado no puede ser concebido ni imaginado, no puede ser formulado ni copiado, no pude alcanzarse por ningún sistema, por ningún método, por ninguna filosofía, por ninguna disciplina; al contrario, surge tan sólo por la comprensión del proceso total de uno mismo.
La comprensión de uno mismo no es un resultado, una culminación; consiste en verse de instante en instante en el espejo de la convivencia, en ver nuestra relación con los bines, las cosas, las personas y las ideas. Pero encontramos difícil estar alerta, ser sensibles, y preferimos embotar nuestra mente siguiendo un método, aceptando autoridades, supersticiones y gratas teorías; y de este modo nuestra mente se hastía, se agota y se insensibiliza. Una mente así no puede encontrase en estado de creatividad. Ese estado de creatividad adviene tan sólo cuando el "yo" –que es el proceso de reconocimiento y acumulación– deja de ser; porque, después de todo, la conciencia como "yo" es el centro de reconocimiento, y el reconocimiento es simplemente el proceso de acumulación de experiencias. Pero a todos nos asusta no ser nada, porque todos queremos ser algo. El hombre pequeño quiere ser hombre grande, el hombre sin virtud quieres ser virtuosos, el débil y oscuro ansía poder, posición y autoridad. Ésa es la incesante actividad de la mente. Una mente así no puede estar serena, y por ello jamás podrá comprender el estado de creatividad. 
Para transformar el mundo que nos rodea, con su sufrimiento, guerras, desempleo, hambre, divisiones de clase y confusión total, tiene que haber una transformación en nosotros mismos. La revolución debe empezar dentro de uno mismo, pero no según cualquier creencia o ideología, porque la revolución basada en una idea, o en la adaptación de un modelo determinado, no es verdaderamente una revolución en absoluto. Para  provocar una revolución fundamental en uno mismo, hay que comprender todo el proceso del propio pensar y sentir en la vida de relación. Ésa es la única solución de todos nuestros problemas, no el tener más disciplinas, más crecías, más ideologías y más instrucciones. Si podemos comprendernos a nosotros mismos tal como somos de instante en instante, sin el proceso de la acumulación, veremos cómo sobreviene una tranquilidad que no es producto de la mente, una tranquilidad que no es imaginada ni cultivada; y solo en ese estado de serenidad puede haber creatividad. 

Krishnamurti

jueves, 14 de noviembre de 2013

La historia del espejo

haideé iglesias

No hay nada desechable si uno aprende a no poner limitaciones ante la mayoría de las oportunidades u opciones que la vida nos va presentando. La infelicidad nos la estamos creando nosotros mismos con unas determinadas ideas. Ideas que no se sustentan más que en interpretaciones subjetivas. ¿Por qué nos quejamos? Digo, de que todo es un problema. ¿No será que somos nosotros el problema, y que por estar tan cerca no nos damos cuenta de que el problema existe porque nosotros hacemos que exista? Unas personas que paseaban a la misma altura que yo, así se expresaban, envueltas en dificultades que sólo estaban en su cabeza (digo cabeza porque ahí es que aparecen los pensamientos). O eso nos dicen :) Describían muchos obstáculos para comprar un determinado objeto. Aquí no, por esto. En esto otro lugar tampoco, por esto otro. No fueron sólo dos los lugares mencionados, no, hubo suficientes como para quedar sin opción al respecto. No sé como estaría su economía, pero según aprecié en ese corto intervalo del paseo próximos, no muy bien, ya que la pocas posibilidades que quedaban eran para una economía de abundancia, una abundancia que quedaba corta por las pocas opciones a elegir. Así pues, ¿hay crisis? ¿Qué es eso que algunas personas están llamando crisis? Si nos paramos a sopesar la palabra, veremos que todo es una cuestión de interpretación. Pero ¿cuál es la acertada? Y, si para cada uno tiene un significado, ¿por qué se usa de modo tan generalizado esa palabra sin ponerla jamás en cuestión? 

Esta paloma –ellas, mis pequeñas maestras– me hace comprender lo importante que es no estar mediatizado del quejarse por el quejarse, y si, el vivir con sentido, vivir, en definitiva. 

Voy a compartir una historia que he leído hoy. Y esta no es la primera vez.  Cuán importante es la humildad y saber, y querer, escuchar. 

"Tras su estancia en el bosque de Bambú, Arundathi fue enviada por el maestro a encontrarse con Sabhatta, el narrador. Sabhatta era ya viejo cuando, unos años atrás, el maestro le había llevado al discernimiento final. Durante mucho tiempo su oficio había sido recorrer las aldeas contando cuentos y leyendas populares, pero tras su transformación espiritual comenzó a emplear su habilidad como narrados de otro modo. A cada persona le contaba una fábula persona y privada que le ayudase espiritualmente en su momento particular. Ésa era su manera de enseñar y de guiar a los adeptos por la senda de la verdad. 
Arundathi se presentó ante él con su natural humildad y fervor. Tras hacerle las ofrendas oportunas, se postró en el suelo con la mirada baja y esperó. Al anochecer, cuando tan sólo un hilo de luz anaranjada dibujaba la silueta de las colinas lejanas, el anciano narrador Sabhatta comenzó una historia:
"En el reino de los 33 dioses, vivía un joven dios. Los placeres en que vivía le protegían de todo dolor pero eso no le ayudaba a desarrollar sus cualidades y sabiduría. Observando a los hombres había visto que cambiaban, se transformaban e, incluso, en algunos casos alcanzaban el despertar espiritual. La vida humana le fascinaba, los hombres padecían más que los diosos pero tenían muchas más posibilidades de conciencia. 
"Apasionado por la vida y las costumbres de los hombres, el joven dios decidió bajar al mundo para conocerles mejor. Las había observado mucho y había descubierto la fascinación que sentían hacia los espejos, y la libertad con que se miraban cuando estaban solos. Así que decidió aparecer en el mundo de los hombres como hermoso espejo.
"No había ese tipo de espejos en aquellos tiempos, de modo que era una pieza única. Un mercader, consciente de su valor, lo compró a un muchacho que lo había encontrado en el fondo de una cueva, junto a su aldea. 
"el joven dios observaba cómo el mercader se sentía orgulloso y fascinado ante su nueva adquisición. Era un enorme espejo, limpio, nítido y cristalino. Su calidad digna de un emperador. Lo puso en la puerta de su tienda y todo el mundo iba a admirarlo. La gente empezó a venir desde lejanos lugares a ver aquella pieza única, y a mirarse en ella. El dios aprendía de todos ellos. 
"Pero, con el tiempo, el mercader empezó a sentirse incómodo y molesto. Ya no le gustaba tanto que la gente deforme y sucia se mirara en su espejo. Se sentía contento cuando venían una bella joven o un noble apuesto, pero no tanto con los demás. Creía que le estropearían el espejo y empezó a ser selectivo y arbitrario.
"Mientras, el joven dios disfrutaba de su cercanía de los hombres y aprendía de todos, de los buenos y de los malos, de loa agraciados y de los grotescos. 
"Un día llegó a los oídos de una hermosa princesa la existencia del espejo y fue a verlo una mañana. El mercader se sintió más importante que nunca y su egotismo aumentó. Su vanidad creció, pero su miedo también. Y ahora, sólo deseaba el regreso de la princesa y empezó a expulsar con más ahínco de su tienda a los desgraciados y malformados, a los sucios y los pobres. 
"El joven dios veía cómo el mercader ya no podía dormir. Sólo esperaba el día en que vendría la princesa a ver su preciado espejo. Empezó a volverse más arisco y temeroso, perdió el contacto con la gente y olvidó la alegría. No permitía que nadie viera el espejo y la princesa no regresó; se volvió triste y desconsolado. Con el tiempo se fue haciendo oscuro y obsesivo y, paulatinamente, envuelto en sí mismo, perdió la cabeza. 
"El espejo desapareció un día de la tienda, y el joven dios, lleno de sabiduría que le ayudaría en su progreso espiritual, regresó a su reino, el de los 33 dioses."
El anciano narrador de historias Sabhatta callo mientras miraba a Arundathi con la ternura de quienes conocen verdades profundas. Ella había quedado impresionada, nunca una historia la había removida tanto por dentro. No sabía muy bien por qué ni entendía qué debía aprender, pero se sentía alentada y plena, después de todo, era su fábula privada, un cuento hecho para ella.
El anciano Sabhatta la invitó a que hablara con su mirada y Arundathi se expresó con inocencia:
–Me ha llamado la atención ese espejo. ¿cómo será mirarse en un espejo así? ¿Me vería igual que me veo ahora, o sería distinta? 
–Piensa más bien en que tú eres el espejo …dijo el venerable Sabhatta–. Revive esta historia imaginándote ser el espejo. Arundathi lo hizo y se dio cuenta de algo que no podría expresar en palabras. Era como saber más claramente quién era ella.
–Todos los elementos de tu historia han aparecido para enseñarte algo -dijo el anciano-. El espejo representa tu conciencia más genuina y debes hacer todo lo posible para mirarte en ella, porque así verás tu verdadero ser. El joven dios es tu potencial para la perfecta atención consciente. Las personas que iban a mirarse al espejo son tus experiencias y sucesos cotidianos. Tú crees ser Arundathi y crees que eres la dueña de todos los reflejos de tu conciencia; el mercader de la historia representa esta parte de tí. Medita en esto sin descanso hasta que consigas respetar las cualidades y la pureza de tu conciencia. No la quieras poseer. Entonces serás libre y te elevarás al reino donde la apertura mística es fácil y natural. De lo contrario, vivirás como el mercader, llena de irritación, vanidad y aflicciones, y te hundirás en la oscuridad de la inconsciencia. 
Arundathi, oyendo estas palabras, comprendió inmediatamente. Sin pensamientos ni esfuerzo supo lo que su historia le estaba mostrando y permaneció sobrecogida en silencio. 
Ya era tarde cuando se retiró y, agradecida, se despidió del anciano narrador de fábulas con la promesa de que haría su contemplación. Sumisa, partió deseándole que viviera muchos años, para que así ayudara a todos los seres de la tierra." 

La historia la compartió Juan Manzanera. 
Gracias :)

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Nasrudín y el ladrón

(Autor de la fotografía desconocido para mí)

Una noche, Nasrudín regresó a su casa con su asno cargado de valiosos libros. Como la habían dicho que por la noche los ladrones asaltaban a la gente, iba armado con una espada en cada mano. Cuando estaba a punto de llegar a casa, un ladrón le robó su asno y sus libros.
Al día siguiente, Nasrudín les contó a sus amigos cómo había sido saqueado, cuando uno de ellos le preguntó cómo había permitido que le robaran estando armado con dos espadas- Nasrudín contestó que si no hubiera tenido las manos ocupadas se habría enfrentado a él.

martes, 12 de noviembre de 2013

Adormecida luz

haideé iglesias

Adormecida luz
en la puesta de sol.
Sol que en la sombra sume
un lugar en la tarde que se duerme.
Un dormir natural
que no todos encuentran...

Felices gallinas.
Ellas si saben cuando es el momento.



viernes, 8 de noviembre de 2013

Disfrutando

haideé iglesias

Entre las olas...
Mirando...

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Está en tus manos

haideé iglesias

Hay un cuento tradicional que trata sobre un anciano sabio que, al parecer, era capaz de responder a cualquier pregunta que le formulaban y dos chicos que intentaron cogerle en falta. Los dos chicos decidieron capturar un pájaro, llevárselo al anciano y preguntarle: "El pájaro que tenemos en las manos, ¿está vivo o muerto?" Si el anciano contestaba que estaba vivo, lo estrujarían hasta matarlo para demostrarle que estaba equivocado; si decía que estaba muerto aflojarían las manos y dejarían que se escapara volando. De modo que atraparon un pájaro, fueron a ver al anciano y le preguntaron:
–¿El pájaro que tenemos en las manos está vivo o muerto?
–El sabio les miró y les dijo: 
–Efectivamente, está en vuestras manos. 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Asoma

haideé iglesias

Asoma entre nubes
la luz recogida.
Quedo asombro.

miércoles, 30 de octubre de 2013

El movimiento y la quietud

haideé iglesias

Si intentas atrapar el Zen en el movimiento, se quedará quieto. Si pretendes alcanzarlo en la quietud, comenzará a moverse. El Zen es como un pez oculto en un arroyo que chapotea en la corriente y se mueve con entera libertad. 
El movimiento y la quietud son dos estados. El maestro Zen, que no depende de nada, utiliza a su antojo tanto el movimiento como la quietud. 

Maestro Linji

lunes, 28 de octubre de 2013

Entallada

haideé iglesias

Dientes coronan tus pétalos
que de cinco en cinco asoman.
Entallada, aupada,
entre la fronda encontré
el color que me atrajo
desde toda tu forma.

viernes, 25 de octubre de 2013

Colisión de paradigmas, la llamada "Terapia de aceptación" y los títeres que creen estar mandando

Leo en un artículo titulado "Colisión de paradigmas" de varios autores, entre ellos Wilber (discúlpenme que no ponga los otros nombres, las disculpas son para los autores que no menciono), en el que se dice en uno de los párrafos (Evaluaciones adecuadas de las disciplinas de la conciencia): 
 "¿Qué deben hacer, pues, los científicos occidentales de la conducta si han de llevar a cabo investigaciones verdaderamente adecuadas de las disciplinas de la conciencia? Primero y principalmente tendrán que reconocer que la tarea qeu emprenden es considerablemente más ardua de lo que hasta ahora habían pensado. Una vez admitida la posibilidad de choques entre paradigmas, el primer paso –esencial– exigirá un examen minucioso de las creencias, modelos y paradigmas que los propios investigadores aportan a la investigación. Junto con esto, será necesario estar dispuestos a abrirse a la posibilidad de que estas disciplinas representen sistemas y paradigmas que en muchos aspectos, y además muy diferentes, pueden ser tan complejos y refinados como los nuestros. Es decir que no se ha de suponer inmediatamente que los fenómenos que parezcan poco familiares o incomprensibles sean prueba de inferioridad intelectual ni de psicopatología. La primera reacción debe ser, más bien, indagar si tanto el investigador como el proceso de investigación son adecuados a la  tarea. 
Por ejemplo, será especialmente importante tener presente factores tales como el aprendizaje dependiente de los estados de conciencia, los diferentes modos de adquisición de conocimientos y la diferencia entre conocimiento íntimo y simbólico. Los investigadores han de disponer, por ende, a examinar directamente, tanto la bibliografía como las prácticas de estas disciplinas, y reconocer la necesidad de tales prácticas. 
Quizá sea necesario adoptar nuevos paradigmas para la investigación, tal como sugiere Tart (1972, 1975a). En este plan el sujeto sería un experimentador/participante o un "científico-yogui", formado tanto en las ciencias de la conducta como en las disciplinas de la conciencia. Evidentemente se trata de una condición sumamente rigurosa pero que puede ser necesaria para alcanzar una comprensión lo más cabal posible de estas prácticas."
El libro en el que leo el artículo –y que no mencionaré por el momento (cansada ya de tantas personas que leen y no se enteran de nada de lo que leen, usándolo para presumir de que saben y entienden sin saber ni entender nada)–, se ha publicado en 1982. ¿Qué ha sucedido desde entonces aquí? No parece que se haya hecho mucho caso de lo que en este extracto se menciona. No, no se ha hecho. De toda la información que hasta mi ha llegado desde que pisé una facultad los que menos se han acercado a esas sugerencias han sido los investigadores de la conducta. Y en cuanto a la facultad en la que estuve, sólo lo observado durante la estancia y después de abandonarla, es muy poco halagüeño para varios de los que la dirigen o en la que están enseñando. No señores y señoras, no vale de nada vestirse con trapos nuevos cuando uno no se ha quitado aún el viejo, porque acaba por asomar siempre. Palabras muy bonitas, o no tanto, pero sólo eso, palabras. 
¿Qué han hecho algunas de esas personas que dicen estar en la investigación de la conducta? Pues inventarse una terapia que denominan "de aceptación". ¿Cómo voy a ayudar a nadie si no tengo noción alguna de lo que significa la aceptación más que de modo conceptual? No se sabe enseñar porque no se ha aprendido. Y no se aprende porque para aprender uno ha de abandonar los viejos hábitos y condicionamientos más allá de las palabras. No será por las veces que lo llevo repitiendo. Mas, no sólo no se ha querido escuchar lo que digo, leer si, para luego usarlo como propio más de uno, pero ni uno sólo ha preguntado que quiero decir, o por qué lo digo. Precisamente por hacer eso ya se han descubierto de modo flagrante. Es lo que sucede cuando en la ignorancia se afana uno en hacer acopio de más y más información –no vaya a ser que me pillen en renuncios o sin saber que decir–, pues, esto no sirve para nada. Señores y señoras, está cambiando el mundo ¿se han enterado ustedes? Si, pero no del modo en el que están acostumbrados a pasar como títeres por él (por cierto, títeres que creen estar mandando, anda que...) sino realmente, profundamente, inevitablemente. Y todo lo que han hecho no les va a servir de nada. De lo cual se van a dar cuenta no a mucho tardar. Morir para renacer, ¿recuerdan? Su dios es el dinero, el ego les confunde el entendimiento, y ni siquiera se están dando cuenta de ello. Luego presumen y escriben montones de palabras en libros que leen aquellos que ante ustedes se presentan a recibir clases... que despilfarro y gasto de energía en balde. Absolutamente en balde. Si. Llenos de palabras que no sirven para nada, como el montón de páginas que han borrado de un libro acerca de la salud en el que se hablaba de modo destructivo del efecto placebo. Así viven. Ahora dice fulanito tal cosa, pues hala, a estudiar esto porque lo dice el de renombre –que vete tú a saber lo que significa ese renombre–. Espera, ahora no, ahora dice esto menganito, hala, a estudiar como locos para hacerme una idea de que se dice y, entonces, repetir como un loro lo memorizado para salir del paso. ¿Por qué se llaman ustedes a si mismos científicos? Digo yo que porque se lo imaginan y les hace ilu :))) como a los niños pequeños. Pero ustedes ya no son niños, ¿verdad? Al menos, se venden como profesores, catedráticos y... científicos, pero son ustedes unas personas que no han salido aún del estado infantil. Que no del estado de niño, tan diferente, aunque haya usado esa palabra. 
Siento la contundencia (o más bien no) mas, en vista de la mucha basura que se han dedicado a echarme encima, parece que les resulte molesta a pesar de la suavidad,  sensibilidad, delicadeza y respeto que he manifestado. Y si, también sentido del humor. Pero, ¿ por qué les resulto molesta? ¿No dicen ustedes que son científicos? ¿Por qué se va a molestar una persona que está acostumbrada a que le desmantelen el chiringuito cada dos por tres? :))) Si, porque así sucede en el mundo de lo que llaman ciencia, que lo hoy se llama verdad, mañana se llama mentira. En este estado de cosas deberían saber bien lo que es vivir en incertidumbre. Pues no. No lo saben. Precisamente por ese afán de acumular y acumular información para seguir creyendo que tienen algún control de algo. Lo dicho: títeres que creen dar órdenes. Raro ¿eh? ¿Cómo es que un títere puede dar ordenes a nadie? 

Continúa el artículo:
"Parece prudente atender a las advertencias de los practicantes adelantados de estas tradiciones y, por lo menos inicialmente concentrarse en los fenómenos que ellos consideran más importantes. También será necesario distinguir entre las auténticas disciplinas de la conciencia y la popularización degenerada con que tan frecuentemente se las confunde. 
Una de las tareas más sutiles –y al mismo tiempo– más importantes– que espera a los investigadores puede ser el reconocimiento de que pueden encontrar en sí mismos resistencias a algunas de las ideas y experiencias que nos ofrecen estas disciplinas, porque pueden sentir cuestionados los aspectos más fundamentales de sus creencias y de su visión del mundo.

Por eso es tan difícil explicar el camino a alguien que no lo ha recorrido; no verá más que su punto de vista de hoy, o mejor dicho, la perdida de su punto de vista. Y sin embargo, si supiéramos que cada pérdida del propio punto de vista es un progreso, y cómo cambia la verdad abierta; una verdad que es como la vida misma, demasiado grande par ser capturada por los puntos de vista, porque abarca todos los puntos de vista […] una verdad lo suficientemente grande para negarse a si misma y pasar interminablemente a una verdad superior. (Satprem, 1968, p. 84)

Este consejo de los místicos tiene una curiosa similitud con la solución que sugería William James (1910), quien proponía que la clave del progreso hacia perspectivas más amplias, tanto para el individuo como para la psicología en general, residía en reconocer que: 

[…] hay "siempre más", la superación de las restricciones de la autolimitación actual para la aprehensión de la realidad presente y desarrollo de una apertura en virtud de la cual las potencialidades germinales –o que no lo son todavía– de nuevas realidades pueden tener acceso a la existencia […] no sólo con lo real cuya realidad se puede mostrar independientemente mediante […] modelos ahora mesurados, sino con lo real que va llegando a la existencia a medida que progresa la evolución.

Esta apertura hacia el "siempre más", está disposición a ir, por lo menos temporalmente, más allá del propio punto de vista actual, es lo que, cuando se combina con lo mejor del rigor conceptual y empírico de las ciencias de la conducta, nos permitirá realizar un examen óptimo del paradigma de las disciplinas de la conciencia, y quizá también del nuestro."

Y bien, yo me pregunto ¿cómo es que W. James escribía estas palabras y a la vez hacía comentarios acerca de los homosexuales poco tolerantes? Quizá porque fue otro de los muchos que escribía pero no sentía nada de lo que escribía, de ahí tan contundente contradicción. Esta es una de las que ha llegado hasta mí. Si hay más aún no lo sé.

En cuanto a caer en las falsas metodologías que hablan, y hasta practican, algo llamado meditación, ya son muchas las entradas hablando de ello. Claro que es más cómodo para no moverse de la baldosa ¿verdad? Con lo que se sigue sin cambiar nada y atados a la locura creyendo que esto es ser normal. Y luego colocan etiquetas y drogan –unas veces con suavidad, otras más contundentemente– a quienes no "son normales" según ellos. He aquí otra de las muchas paradojas tontas. En este caso muy dañina.

Y no, no concuerdo con quienes queriendo barrer para su causa escriben libros ocultando datos relevantes (datos que contradecían lo que se afirmaba) que no dejan en buen lugar aquello que en ellos argumentan, ni al autor, claro. Luego se permiten acusar a los que sólo usan pastillas, cuando ellos mismos hacen aguas respecto a las terapias que defienden, en este caso de la conducta. ¿Primero psicoanalistas y luego pasan a ser conductistas?
Porque así fue ordenado. Si, ciertamente: títeres que creen estar mandando. Ciertamente, uno  es su peor enemigo. ¿Para que buscarlos fuera? ¿No tienen ya bastante? :)))

Y ya que estoy: en España se podía estudiar Homeopatía en la Universidad, pero esto cambió al cambiar el régimen político. De hace pocos años para acá, algunos han querido volver a implantarlo con el rechazo de otros algunos. A día de hoy no estoy siguiendo el proceso. Pero si me he de enterar, ya llegará a mi. No hay problema. Confianza en la vida. Mejor vayan aprendiendo, en vez de estar constantemente manipulando a quienes no se ciñen a sus creencias-patrones-moldes-modelos-ideas. Todo ello: ilusión.

*** *** ***
Pido disculpas al hombre de la imagen, ya que está siendo usada en este caso para reflejar un estado de cosas. Lo verá bien quien sepa mirar con los ojos del alma.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Movimiento impasible

haideé iglesias

Las palabras soltadas con pretensión de ofender siempre caen en el lugar menos esperado, uno mismo. Por esto el movimiento impasible es la respuesta a la incomprensión del que sufre por la ceguera emocional en la que vive. Tan ilusoria... Propiciada por no saber escuchar; así se acaba encontrando uno consigo mismo, inevitablemente. Agarrado a un sufrimiento totalmente imaginario y por tanto evitable... Si, paradójico...

lunes, 21 de octubre de 2013

Tao Te Ching XLV

La gran perfección, parece imperfecta,
pero su efecto es eficaz.
La gran plenitud, parece vacía,
pero su efecto no se agota.

La gran rectitud parece torcida.
La gran sabiduría parece torpeza.
La gran oratoria parece tartamudez.

El movimiento vence al frío,
la calma vence al calor.
La pureza y la quietud son las normas del mundo.

Más allá de lo que limitadamente concebimos como realidad, se mueve incesante la perfección. 

viernes, 18 de octubre de 2013

Otoñales

haideé iglesias

Algas. ¿Hojas? No. Mas, en otoño están. Arrancadas y depositadas en la arena a merced de cualquier boca, pico o mano que las recoja, picotee o muerda. Mundo de ilusión, si. Una bella ilusión. Otoñales orondeles verdes, jugosos y húmedos. Quietas algas, ya no sujetas a las piedras, viven su particular otoño, entregadas.

miércoles, 16 de octubre de 2013

A oídos necios...

Se cuenta que en el monasterio donde residía un monje, un hombre anciano pero de gran lucidez mental, había una buena cantidad de novicios, además de otros monjes. Todos, casi sin excepción, se dedicaban a recitar las escrituras, practicar meditación y efectuar ciertas ceremonias litúrgicas. Sin embargo, dos novicios rompían la regla. 
Estos dos monjes a menudo se ausentaban de estas actividades, e incluso se mofaban de sus compañeros. El abad era un hombre muy paciente y, aunque conocía perfectamente la actitud de sus discípulos, nada decía. Prefería dejar pasar el tiempo para ver si ellos mismos comprendían su equivocada actitud. Como era de prever, el tiempo pasó y nada cambió.
Entonces el abad hizo llamar a los dos jóvenes y les atendió en su propia celda. Sin intención de reprenderlos, les dijo:
–Aunque cdad persona debe responsabilizarse por sus actitudes, soy vuestro maestro y tengo que advertiros de que la indolencia se ha apoderado de vuestras vidas. Es evidente que estáis consumiendo vuestro tiempo sin siquiera acercaros a la iluminación. 
Los jóvenes se quedaron pensativos durante unos instantes. El monje estaba mostrándoles su compasión. Entonces dijeron: 
–Tú nos iluminaste al entrar en este monasterio, nos diste la iniciación. Estamos seguros de que podremos evolucionar sólo con ese poder que nos transmitiste.
Sin hacer ningún comentario sobre ese poder de la iniciación, el lama se limitó a dar a cada uno de los estudiantes un frasquito herméticamente cerrado que contenía sándalo. Les pidió que lo colocaran en sus celdas. Los discípulos siguieron las instrucciones.
Días más tarde, el abad se acercó a sus alumnos que, como ya era habitual en ellos, estaban perdiendo el tiempo. Les dijo:
–Me habéis decepcionado una vez más. 
Los jóvenes sin comprender del todo a qué se refería, le preguntaron:
–¿Por qué?
–Porque no oléis a sándalo.
–¿A qué sándalo?
–Si, a sándalo. Hace días os di un esenciero con sándalo y, sin embargo, vuestra piel y vuestras ropas no huelen a sándalo.
–Pero, ¿cómo vamos a oler a sándalo si hemos dejado los frasquitos cerrados en nuestras celdas?
–Además de holgazanes, sois unos necios. Os he obsequiado con un esenciero cerrado del mismo modo que os di la iniciación, pero en lugar de utilizarlo y desplegar su poder en vosotros mediante le meditación y las prácticas monásticas, os habéis abandonado a esa vida sin sentido. ¿De qué sirve que os haya obsequiado con el más puro sándalo si no lo habéis usado? So os hubiera dado la iniciación (iluminación), su llama se habría apagado con vuestra desidia. 

¿Estaré perdiendo el tiempo? 
No hay tiempo, una vez que has comprendido, no hay tiempo. Mas no es así para quien inconsciente de que la vida se le consume, no pone todo el empeño en desenmascarar la ilusión mental que le asfixia. Creyendo así en todo lo que por la corriente del pensamiento le pasa, y, que precisamente deja ese todo para asirse sólo a lo conocido, esa ilusión mental, insisto. Paradójico, ¿verdad?. De ahí que tome por verdad unos pensamientos que no pone jamás en cuestión, probando así si es cierto o no lo que luego utiliza para hablar, o escribir, que no para comunicarse, aunque esté convencido de que sí. Por esta razón la comunicación resulta deficiente, y comienza lo que llamamos problema de relación con los demás, (y que tan fácilmente proyectamos en los demás, por ejemplo, "contigo no hay quien hable" acusando, o, "yo no dije eso" defendiéndose) cuando sólo es falta de atención y consciencia de como usamos el lenguaje verbal, en contraposición al no verbal, este que forma parte, inevitable, del "todo" que menciono.  Pararse. Si. Pararse. Pararse para tomar contacto con  tu interior. ¿Te escuchas? Si no escuchas a los demás malamente te puedes escuchar a ti mismo. Ese afán por demostrar cuanto sabemos nos aboca a la desdicha porque no estamos conectados con nosotros mismos. Sólo hablamos de oídas. Si. ¿Cuántas veces nos repiten esto? Y ¿cuántas lo tomamos en cuenta? 
Mas, yo también percibo esa pérdida de tiempo. No en mi, sino en quienes así lo viven sin saber que lo están viviendo. Esa paradoja que se puso a viajar por la poca consciencia /mejor diría sabiduría) de quién partió, ha causado mucho desequilibrio cuando más necesario es el equilibrio y la armonía.

¿Estaré perdiendo el tiempo? 
Wu-wei... He abierto un libro y apareció este cuento... wu-wei...


lunes, 14 de octubre de 2013

Derroche sin derroche

haideé iglesias

Placida mirada
encuentro descansado
en el mar acostado
de remanso ondulante
y pleno.
Derroche sin derroche
encubre el cielo
sin alejarme del sustento
que lo llena en intensa
plenitud.

viernes, 11 de octubre de 2013

El arte de la paz XIX


En el arte de la paz nunca atacamos. Un ataque es la demostración de que uno ha perdido el control. Nunca huyas de ningún tipo de desafío, pero no intentes suprimir ni controlar a un oponente de manera poco natural. Permite que los atacantes vengan en la dirección que quieran y luego fúndete con ellos. Nunca persigas a tus oponentes. Redirige todos los ataques con firmeza. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Mente limpia

haideé iglesias

En el norte de la India, junto al río Ganges, vivían dos maestros, uno de ellos era un erudito versado en todas las escrituras sagradas; el otro no había estudiado y dedicaba horas a la contemplación de la madre divina. Las necesidades y problemas cotidianos hacían que los campesinos y aldeanos de todas las regiones fueran a ver a los sabios para pedir consejos e instrucciones. No obstante, apenas se acercaba la gente a ver al erudito, sus consejos y citas no les servían de mucho; en cambio, el otro maestro recibía múltiples visitas. 
Un día el erudito, un poco molesto, fue a visitar a su convecino. 
–Me pregunto cómo es que viene tanta gente a verte –le dijo–. ¿Cuál es la escritura en que basas tus consejos? Debe ser verdaderamente grandiosa.
El otro maestro le miró extrañado, él sabia poco de libros y manuscritos.
–Sólo hago lo que me dijo mi maestro –contestó–. Los observo con la mayor atención de que soy capaz hasta que veo quién me pregunta. Sólo entonces sé qué necesita saber.
El erudito se dio cuenta de que sus conocimientos intelectuales le impedían mirar a los demás. Le faltaba atención y desde entonces, se dedicó a despertarla. 

Una vez te has llenado de conceptos, deshazte de todos ellos... entonces quedará espacio para mirar y captar en profundidad, tanto dentro de tí mismo como dentro de los demás... 
Atención, atención, atención. Humildad, humildad, humildad.

lunes, 7 de octubre de 2013

Estúpido idiota


haideé iglesias

Un día, un filósofo,que quería discutir de filosofía con Nasrudín concertó una cita con él. Cuando se dirigió a su casa se encontró con que no había nadie. Furioso, tomó un trozo de tiza y escribió sobre la puerta de la casa: "Estúpido idiota". Cuando Nasrudín regresó a su casa, leyó estas palabras y se fue rápidamente hacia la casa del filósofo para pedirle perdón.
–Lo siento -le dijo- me había olvidado completamente de nuestra cita, pero en cuanto vi tu nombre escrito en la puerta de repente me acordé y por eso he venido a excusarme. 

viernes, 4 de octubre de 2013

Buscar a Dios o deshacerse del yo

haideé iglesias


Un amigo a preguntado: Nos has mostrado el método de la negación para conocer la verdad o lo divino: el método de excluir todo lo demás para conocer el yo. ¿Es posible conseguir el mismo resultado haciendo lo contrario? ¿No podemos intentar ver a Dios en todo? ¿No podemos sentirlo en todo?

Comprender esto será beneficiosos para vosotros. 
El que no es capaz de conocer a Dios dentro de su propio yo nunca puede conocerlo de ningún modo. El que no ha reconocido todavía a Dios dentro de su propio yo no es capaz de reconocerlo en los demás. El yo es lo más próximo que tenéis cualquiera que esté a cierta distancia de vosotros estará más lejos de vosotros que el yo. Y si no sois capaces de ver a Dios en vuestro propio yo, que es lo que tenéis más próximo, tampoco podréis verlo de ninguna manera en los que estén lejos de vosotros. Deberéis conocer a Dios en primer lugar en vuestro propio yo; el que conoce tendrá que conocer, primero lo divino; es la puerta más próxima.
Pero, recordadlo: es muy interesante que el individuo que entra de pronto en su yo encuentra de pronto la entrada de todo. La puerta que conduce al propio yo es la puerta que conduce a todo. En cuanto una persona entra en su yo, descubre que ha entrado en todo, porque, aunque somos diferentes, externamente, internamente no lo somos.
Externamente, todas las hojas son diferentes entre sí. Pero si una persona fuera capaz de penetrar en una sola hoja, llegaría a la fuente del árbol, donde todas las hojas están en armonía. Cada hoja, vista por separado, es diferente; pero cuando hayáis conocido una hoja en su interioridad habréis llegado a la fuente de la que emanan todas las hojas y en la que se disuelven todas las hojas. El que entra en su yo entra simultáneamente, en todo. 
La diferencia entre "tú" y "yo" sólo se mantiene mientras no hayamos entrado en nuestro propio yo. El día en que entremos en nuestro yo, desaparece el yo, y también el tú. Lo que queda entonces es el todo. 
En realidad, "el todo", no significa la suma del tú y el yo. El todo es donde nos hemos disuelto tú y yo, y lo que queda después de el todo. Si el yo no se ha disuelto todavía, entonces podemos sumar "yos" y "tús", pero el total no será igual a la verdad. Aunque sumemos todas las hojas, no aparece un árbol, aunque se la hayan sumado todas las hojas. El árbol es algo más que la suma de todasa las hojas. Cuando sumamos una hoja a otra, estamos suponiendo que cada una es independiente. Pero un árbol no está compuesto de hojas independientes, en absoluto. 
Así pues, en cuanto entramos en el yo, éste deja de existir. Lo primero que desaparece cuando entramos en el interior es la sensación de ser una entidad independiente. Y cuando desaparece esa "yo-idad", también desaparecen la "tú-idad" y la "otridad". Lo que queda entonces es el todo. 
Ni siquiera es correcto llamarlo "el todo", porque "el todo" tiene también, la connotación del viejo "yo". Por eso, los que saben no quieren siquiera llamarlo "el todo". Ellos dirían: "¿De qué se suma ese todo? ¿Qué es lo que estamos sumando?" Además, ellos afirmarían que sólo queda el uno. Aunque quizás dudasen en decir eso siquiera, porque la afirmación de "el uno" de la impresión de que hay dos: da a entender que "el uno" no tiene significado por sí solo, sin la noción correspondiente del dos. El uno sólo existe en el contexto del dos. Por lo tanto, los que tienen una comprensión más profunda no dicen siquiera que queda el uno; dicen que queda el advaita, la no dualidad. 
Esto ea muy interesante. Estas personas dicen: "No quedan dos." No dicen: "Queda uno", sino que dicen: "No quedan dos." Advaita significa que no hay dos. 
Podríamos preguntarles: "¿Por qué habláis con tantos rodeos" ¡Decid, simplemente, que sólo hay uno!" El peligro de decir "uno" es que hace surgir la idea del dos. Y cuando decimos que no hay dos, se deduce que tampoco hay tres: se da a entender que no hay uno, ni muchos, ni todos. En realidad, esta diferenciación no fue más que una consecuencia de la visión basada en la existencia del yo. Así, con la cesación del yo, queda lo que es entero, lo indivisible. 
Pero, para conocer esto, ¿podremos hacer lo que nos sugiere nuestro amigo?, ¿no podemos visualizar a Dios en todos? Hacerlo así no es lo mismo que percibir la verdad. 
Hace mucho tiempo algunas personas me presentaron a un hombre religioso. Me dijeron que aquel hombre veía a Dios en todas partes, que desde hacía treinta años había visto a Dios en todo: en las flores, en las plantas, en las piedras, en todo. Yo pregunté al hombre si veía a Dios en todo por una cuestión de práctica; pues, si era así, sus visones eran falsas. No entendía. Volví a preguntarle:
–¿Tuviste alguna vez fantasías o deseos de ver a Dios en todo?
Él respondió:
–Si, en efecto. Hace treinta años empecé a practicar un sadhana en el que yo intentaba ver a Dios en las piedras, en las plantas, en los montes, en todo. Y empecé a ver a dios en todas partes.
Yo le pedí que pasara tres días conmigo y que, durante ese tiempo, dejase de ver a Dios en todo.
Accedió. Pero al día siguiente me dijo: 
–Me has hecho mucho daño. Sólo han pasado doce horas desde que abandoné mi práctica habitual y ya he empezado a ver las rocas como rocas y los montes como montes. ¡Me has arrancado a mi Dios! ¿Qué clase de persona eres?
–Si puedes perder a Dios con sólo doce horas que dejas de practicar –dije yo–, entonces es que lo que veías no era Dios: no era más que  una consecuencia de tu ejercicio habitual.
Es como cuando una persona se repite algo sin cesar y se forja una ilusión. No: no es preciso ver a Dios en una piedra; es preciso, más bien, alcanzar un estado en el cual en la piedra no queda nada más que ver sino Dios. Son dos cosas diferentes. 
Empezaréis por ver a Dios en una piedra por medio de vuestros esfuerzos por verlo allí, pero ese Dios no será más que una proyección mental. Ése será un Dios  que habréis proyectado sobre la piedra: será fruto de vuestra imaginación. Ese Dios será una creación vuestra: será un producto de vuestra imaginación. Ese Dios no es más que un sueño vuestro, un sueño que habéis consolidado reforzándolo una y otra vez. No hay ningún problema en ver así a Dios, pero es vivir una ilusión, no es entrar en la verdad. 
Un día sucede, por supuesto, que el individuo mismo desaparece y que en consecuencia, no ve nada más que a Dios. Por tanto, uno no siente que Dios está en la piedra; lo que siente es: "¿Dónde está la piedra? ¡Sólo está Dios!". ¿Comprendéis la diferencia que estoy estableciendo?. Por tanto, uno no siente que Dios existe en la planta ni que existe en la piedra; que la planta existe y que, en la planta, también existe Dios. No, nada de eso. Lo que uno llega a sentir es: "¿Dónde está la planta? ¿Dónde está la piedra? ¿Dónde está el monte?"... porque , en todo lo que nos rodea, en todo lo que vemos, lo único que existe es Dios. Así, ver a Dios no depende de un ejercicio por vuestra parte, depende de vuestra experiencia personal. 
El mayor peligro en el terreno del sadhana, de la práctica espiritual, es el peligro de la imaginación. Podemos fantasear verdades que, de otro modo, debían convertirse en experiencias  personales nuestras. Conocer por experiencia personal es diferente de tener fantasías. Una persona que ha pasado hambre todo el día como en sueños por la noche y se siente muy satisfecho. Quizás no le agrade tanto comer cuando está despierto como comer cuando está soñando: en el sueño puede comer el plato que desee. Pero a la mañana siguiente sigue teniendo el estómago vacío, y la comida que ha consumido en su sueño no lo alimenta. Si un hombre decide vivir sólo de los alimentos que come en sueños, no cabe duda de que se morirá tarde o temprano. Por muy satisfactoria que sea la comida que come en el sueño, en realidad no es comida. No puede pasar a formar parte de su sangre, ni de su carne, ni de sus huesos ni de su médula. Un sueño no puede causar más que engaños.
No sólo hay comidas hechas de sueños. También hay un Dios hecho de sueños. Y, del mismo modo, hay una moksha, una liberación hecha de sueños. Hay un silencio hecho de sueños, y hay verdades hechas de sueños. La mayor capacidad de la mente humana es su capacidad para engañarse a sí misma. Pero nadie puede alcanzar la alegría y la liberación cayendo en un engaño de este tipo. 

Osho
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